Carlos Fernández del Ganso

 Médico Psicoanalista del Grupo Cero


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Viernes, 21 Octubre 2016 21:55

TERAPIA DE PAREJA

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EL PLACER, EL GOCE Y EL SUFRIMIENTO

         Todas las parejas son singulares e impares, por eso es que posible la mejoría desde la primera entrevista.

         La felicidad es una argucia del sistema capitalista, el goce es una posibilidad del trabajo humano y en el sufrimiento siempre está implicado el sujeto. Nos dice el Dr. Miguel Oscar Menassa: “Ninguna sexualidad es mala o buena, es lo que se dice de ella”

Y poder hablar de uno mismo, en psicoanálisis, permite poder discernir: sueño, fantasía y realidad que actúan en toda impotencia, frigidez, problemas de pareja e inhibiciones.

         Escribió el poeta cubano José Martí  “La felicidad sólo puede encontrarse en el camino del trabajo”. Quiere decir que sólo después se produce el deseo, lo humano por excelencia, ya que desear, deseamos todos lo mismo. ¿Y en qué nos diferenciamos? en la distintas maneras de renuncia, de postergación, de trabajo para conseguir lo deseado. En el sujeto psíquico hay una ley, un principio, el Principio de Placer, que le impone al sujeto, la tendencia a conseguir lo que fantasea del orden de la necesidad (sin realizar trabajo alguno) es una tendencia a lo inanimado, a un estado de tensión cero, a evitar cualquier displacer o cualquier aplazamiento que la vida, la realidad le imponga.

Si solo existiera este principio, el sujeto alucinaría comer y esperaría, sin mediar actividad humana alguna, que se realizara “lo deseado”. Afortunadamente el aparato psíquico, le impone al sujeto, para su correcto funcionamiento el Principio de Realidad, una instancia que señala los límites, la ley humana que trabaja para que se pueda producir el deseo. Es decir no hay deseo de estudiar, de trabajar; sino que es estudiando, trabajando que se produce el deseo por leer, por trabajar.

QUIEN TIENE LÍMITES, EXISTE.

         De modo que la tendencia exclusiva al placer inmediato, es una alucinación (una fantasía) que no produce efectos sociales. El sujeto psíquico lo es si a su vez es sujeto social. Son los productos, los efectos producidos en la realidad, los que dan cuenta del sujeto. Sigmund Freud, escribió que un sujeto sano es aquel capaz de amar y trabajar.

         Entonces una cuestión es la felicidad, como argucia  del sistema capitalista, el placer sin la temporalidad necesaria del proceso de trabajo y otra muy distinta es el goce, producto del deseo y del trabajo.

         “Lo instintual” es del orden de lo animal, de lo primario, esa tendencia a un estado de Nirvana, esa ilusión de haber conseguido, haber llegado, de ya poseer, lo que ignora y niega lo mortal, finito y caduco del sujeto. Sin embargo “lo pulsional” incluye no sólo al principio de placer, sino también el principio de realidad, de modo que como el deseo no tiene objeto, como le sirve cualquier objeto, le permite al sujeto seguir deseando, seguir buscando, seguir viviendo.

EL DESEO DE VIVIR PRODUCE LA VIDA.

         Del mismo modo, podemos decir que sin deseo, acontece la muerte, cuando el sujeto deja de desear (motor de la vida) enferma y si se mantiene en esa actitud puede morir, explicación para algunas dolencias como la Depresión, de la que algunos pacientes se curan y otros vuelven a recaer periódicamente, por no aceptar la doble carencia constitutiva y estructural humana (nacer de humanos y ser mortales).

         Cuando se suspende el deseo, viene la muerte lo que no quiere decir que si se desea viene la felicidad, lo que adviene, si se produce es el goce. Goce que hace que todo sea destinto: lo que parecía negro, sea gris y lo monotemático tenga color.

         En cuanto al sufrimiento, al dolor del sujeto, como siempre está incluido en lo que pasa, decimos que en el sufrir siempre está implicado el sujeto de alguna manera. Es frecuente observar en consulta que el paciente se decepciona cuando lo que consigue, (aunque sea importante) no coincide con lo que deseaba previamente. Pudiendo incluso producirse una melancólica (grave enfermedad). La decepción es el desencuentro con esa tendencia a la completad y perfección del sujeto. La media naranja no existe.

Dr. Carlos Fernández

Visto 3333 veces Modificado por última vez en Lunes, 14 Noviembre 2016 20:29

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