Carlos Fernández del Ganso

 Médico Psicoanalista del Grupo Cero


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LA CONDUCTA DEL MELANCÓLICO ES INCONSCIENTE

En la primera entrevista de una depresión, que trabajamos en el primer capítulo, se puede escuchar en la paciente que los reproches que se autoinfringe tienen destinatario (su marido). Nos dice Freud: “Por ejemplo, la mujer que compadece a su marido por hallarse ligado a un ser tan inútil como ella, reprocha en realidad al marido su inutilidad, cualquiera que sea el sentido que dé a estas palabras. No podemos extrañar que entre estos reproches, correspondientes a otra persona y vueltos hacia el yo, existan algunos referentes realmente al yo; reproches cuya misión es encubrir los restantes y dificultar el conocimiento de la verdadera situación. Estos reproches proceden del pro y el contra del combate amoroso, que ha conducido a la pérdida erótica”.

“Por eso la conducta de los pacientes se nos hace ahora más comprensible: Sus lamentos son quejas; no se avergüenzan ni se ocultan, porque todo lo malo que dicen de sí mismos se refiere en realidad a otras personas, y se hallan muy lejos de testimoniar, con respecto a los que los rodean, la humildad y sometimiento que correspondería a tan indignas personas como afirman ser, mostrándose, por el contrario, sumamente irritables y susceptibles y como si estuvieran siendo objeto de una gran injusticia. Todo esto sólo es posible porque las reacciones de su conducta parten aún de la constelación anímica de la rebelión, convertida por cierto proceso en el opresivo estado de la melancolía”.

Del Libro: Depresión, Cáncer, Suicidio

Autor: Carlos Fernández del Ganso

Traducción: Esther Núñez Roma

THE MELANCHOLIC HUMAN BEHAVIOUR IS UNCONSCIOUS

In the first interview of a depression, which we worked on in the first chapter, it can be heard in the patient that the reproaches that she inflicts on herself have a recipient (her husband). Freud tells us: “For example, the woman who feels sorry for her husband to be tied to a person as useless as she is, it actually she reproaches her husband for his uselessness, whatever the meaning she gives to these words. We cannot be surprised that among these reproaches, corresponding to another person and turned towards the self, there is some really referring to the self; reproaches whose mission is to cover up the rest and make it difficult to know the true situation. These reproaches come from the pros and cons of the affectionate fight, which has led to erotic loss”.

“That is why the behaviour of the patients is now more understandable to us: Their laments are complaints; they are not ashamed or hide, because everything bad they say about themselves actually refers to other people, and they are far from witnessing, with respect to those around them, the humility and submission that would correspond to such unworthy people as they claim to be, showing, on the contrary, extremely irritable and susceptible and as if they were being the object of a great injustice. All this is only possible because the reactions to their behaviour still start from the emotional constellation of rebellion, converted by a certain process into the oppressive state of melancholy.

From the Book: Depression, Cancer, Suicide

Author: Carlos Fernández del Ganso

Translator: Esther Núñez Roma

La sexualidad es un concepto novedoso, si consideramos que la teoría sexual donde se formula cómo amamos y qué deseamos se produjo, hace poco más de cien años (1905) Tal vez por eso se sigue confundiendo lo sexual con lo genital, o se piense que los niños carecen de sexualidad o pidamos amor cuando queremos sexo.

La sexualidad es tan natural como la inteligencia o el odio. Es decir todo, absolutamente todo, se construye (todo es artificial en el humano) y cuando le ponemos al crecimiento: vergüenza, pudor o repugnancia, estamos hablando de moral en lugar de la ética del deseo.

Es diferente la regulación de los modelos ideológicos del estado, aquellos que dictan los que está bien y lo que no es políticamente correcto, aquellos que transmiten cómo hay que amarse, en que momento hay crisis sexual o qué barbaridades realizar para hacerse famoso. El erotismo es totalmente diferente de la pornografía, sin embargo se transmite perversamente a la población, una confusión incestuosa, a través de los medios de difusión.

Modelos ideológicos de los que no podemos escapar, como tampoco se puede negar el gran poder de la especie muy superior al deseo del sujeto, ya que la especie impone la reproducción para perpetuarse, no importándole de qué manera se consigue o que lo ocurre a los sujetos en ese proceso. En 1905, el doctor Sigmund Freud, escribió “Tres ensayos para una teoría Sexual”. Ofreció respuestas que el hombre llevaba preguntándose desde que existe la escritura. Antes de la escritura no se puede saber, que le pasaba al humano (hablamos de prehistoria), y antes de hablar no se puede saber que desea el amante, después tampoco. Por hablante se sabe que hay una demanda, un pedido deseante y, no se trata de saciar, sino más bien de poder desplegar el deseo.

A veces “sentimos culpa”, nos sentimos mal con nosotros mismos y no hay motivos racionales y conscientes para ello; sin embargo lo vivenciamos como real, cómo si hubiésemos cometido algún delito del que nada recordamos.

Hay una memoria que nunca olvida y es inconsciente, así como inconsciente es el sentimiento de culpa que pide sanción para ser calmado.

Todo en el humano se construye, nada es absoluto, ni perfecto, ni completo. Lo original está siempre en un texto. Es decir todo, por humano, es precedido por el lenguaje, tocado por la palabra, todo es finito y los límites permiten que se despliegue la humanidad posible que cada humano sea capaz de producir con su trabajo.

El hombre es escritura y tiempo. Las diferentes dimensiones del amor y del odio, están escritas en algún libro. Nuestras acciones y pensamientos no son exclusivos de ningún “Yo”. Siempre hay una teoría que da cuenta del proceder humano, de sus pensamientos y de sus acciones. Así como hay una teoría que da cuenta de la economía política o de las leyes de la escritura. Y aunque se desconozcan dichos conceptos, aunque no se hayan leído esos libros; la teoría científica explica los mecanismos de toda acción, y desde ahí podemos dar cuenta de qué ideología, anida en cada humano.

El miedo es constitutivo, es un límite de lo humano. Los “miedos” sin embargo hablan de un conflicto anímico en la aceptación de las carencias, que por nacer de humanos, señalan que el semejante no me pertenece, que al otro nunca se le puede “tener”, ni se puede “ser” lo que le complete. Nacemos de padre y madre, nacemos carentes y somos deudores de una muerte segura.

Una de las maneras de resolver este conflicto son las fobias, que hace siglos fueron pensadas como degeneración mental o alteraciones en la función del sistema nervioso. Posteriormente con el descubrimiento del mecanismo psíquico y la etiología de esta afección clínica que denominamos fobia, se posibilita un tratamiento eficaz de la fobia y de la angustia concomitante que siempre le acompaña. Hoy sabemos los especialistas que no existe degeneración mental y forman parte de la neurosis.

Hay dos grandes grupos de fobias que se diferencian por el objeto de la angustia: a) las comunes, miedos exagerado a cosas a lo que todo el mundo teme algo, como la noche, la muerte, las serpientes…) las fobias ocasionales en las que emerge una angustia en circunstancias especiales que no inspiran temor al hombre sano, así la agorafobia y las demás fobias de locomoción. En este segundo caso el paciente evita cuidadosamente las situaciones en las que surge el estado afectivo de la angustia.

Reconocer que se pueden “sentir” celos, habla de la implicación del sujeto en lo que le pasa, dice de un grado de salud, más difícil aún es reconocer que uno se siente envidioso. Y ambos: celos y envidia son vertientes de cuestiones sociales por un lado y psíquicas por otro. Posibles de ser analizadas.

El celoso es más social que el envidioso, ya que el celoso, se siente excluido de una escena en la que le gustaría participar. El celoso, desea lo que otro está mirando, desea un deseo de otro; mientras que el envidioso, no desea lo que el otro consiguió, sino que solo quiere romperlo. El envidioso no quiere el coche del vecino, solo rayarlo.

El celoso reconoce la existencia de otro semejante con el que algo quiere, el envidioso quiere que el otro no tenga. En los celos siempre hay tres personajes como mínimo, en la envidia sólo hay uno (por ello es más primitiva y anterior que los celos).

Los celos y la envidia, señalan la doble carencia constitutiva del sujeto, esa imperfección que lo constituye como humano por nacer de padre y madre, seres sexuados (es decir celulares) por ende mortales como él, con lo cual también morirá.

Y llegar a la vida (cuando ya había vida para otros) es decir nacer anticipado por algo que permitió no solo que naciera y creciera, también apropiarme de lo que otros humanos antes de “uno” hicieron, llegar a la vida y aceptar ser un privilegiado que puede heredar no es fácil de aceptar. Los abogados lo ven en las dificultades que existen para resolver muchas herencias.

Dice el refrán “de bien nacidos es ser agradecidos”. Me puedo beneficiar de lo que trabajaron otros que sin conocerme construyeron: calles, universidades, puentes, teléfonos, objetos, libros…que permiten un mejor aterrizaje en la vida.

Dr. Carlos Fernández del Ganso

 Médico Psicoanalista del Grupo Cero

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